Así son las cosas ....
Aquí les dejo el orígen de algunas citas criollas, palabras o expresiones tradicionales, que son profusamente utilizadas aún hoy en día, y que caracterizan el habla de los venezolanos. Todas estas historias han sido recopiladas de diversas páginas en la red, entre ellas http://peoresnada.blogspot.com
Dame la colita: En las batallas que se libraban en la época de la independencia, no había suficientes caballos como para que todos los soldados montaran uno. Así que gran parte de los soldados, se veían en la necesidad de cubrir grandes distancias a pie. Por eso, cuando les tocaba subir una pendiente, le solicitaban al soldado que iba a caballo, mula o burro: Dame una colita, en otras palabras, dame permiso para agarrarme de la cola del animal para subir con menos esfuerzo la pendiente. Se quedó para siempre “Dame una colita”.
Corotos: Antonio Guzmán Blanco, quien fue tres veces presidente de Venezuela tuvo una educación con fuerte influencia francesa, fue diplomático acreditado en ese país. En su estadía por el país europeo, su mujer se aficionó mucho por las pinturas del pintor francés, Jean Baptiste Corot, teniendo una respetable colección, de la cual no se separaba. Cuando vivían en Caracas, cada vez que se mudaban de casa, cosa que hicieron con mucha frecuencia, le indicaba a los empleados que embalaban los enseres: Tengan mucho cuidado con los “Corots”, es decir las pinturas. Los empleados fueron generalizando la orden convirtiendo en “corotos” toda clase de cosas propias de una casa.
Macundales: Para abrir picas, en el proceso de exploración de la industria de los hidrocarburos en Venezuela, se utilizaron unos machetes ingleses de marca Mc Undale. Los trabajadores, le dieron el nombre de Macundales, cada día, a la hora de terminar la faena, decían: llegó la hora de recoger los Macundales (machetes) y así se ha quedado, hasta el día de hoy, recoger tus macundales significa recoge tus cosas y vete.
Échale pichón: En Venezuela, cuando se le pide un esfuerzo adicional a alguien para desarrollar alguna tarea que requiere algún esfuerzo se le dice”échale pichón”. En la época en la que no había acueductos ni sistemas de de distribución del agua, ésta se extraía con bombas manuales que tenían una palanca que decía "Push On". La utilización de esta palabra para decir que pusieran a funcionar las bombas, derivó en pichón. Échale pichón era: Dale a la bomba.
Espitao: Esmollejao. Corriendo muy rápido. Se origina a partir de las palabras Speed Out, que en inglés quiere decir eso, correr mucho, osea salio Espitao.
Hijo de la panadera: En abril de 1769, la Corona Española del territorio colonizado, hoy Venezuela, recibió una inusual protesta, pues no estaban de acuerdo con el nombramiento de un joven blanco como Oficial de las Milicias, esgrimiendo como argumento la dudosa reputación de éste, porque su madre ejercía el oficio de panadera en Caracas. De allí se ha quedado el refrán, que se usa aún muchísimo. ¿A mi no me van a dar nada? Ni que yo fuera el hijo de la panadera.
La sampablera: Se originó en Caracas de un hecho histórico preciso como fue el encuentro que tuvieron liberales y conservadores en la plaza de San Pablo el 2 de agosto de 1859 cuando el general Pedro Vicente Aguado subió desde La Guaira con sus tropas porque creía que en la capital se había instalado la Federación. Hoy día, en el lenguaje coloquial, se usa «sampablera» para referirse a un desorden o escándalo, a un pleito o embrollo y también a un disturbio o protesta pública ruidosa.
Juan Bimba: La tradición cumanesa atribuye la etimología de «Juan Bimba» al nombre de un loco cumanés que se dice vivió antes de 1853. Lo cierto es que en 1860 Juan Vicente González usa Juan Bimba como tonto, mentecato, Juan Bimbe, Juan Bimba o Juan Bimbas está documentado desde 1900 como el nombre que se le aplica al prototipo del hombre humilde del pueblo. Con ese sentido la fijó y la popularizó Andrés Eloy Blanco en diversas composiciones y en forma humorística desde la revista Fantoches, en la década de 1930.
Guachimán: Según, entró al español de Venezuela vía campos petroleros, cuando las empresas estadounidenses disfrutaban de las generosas concesiones que el dictador Juan Vicente Gómez les "regaló". Guachimán les sonó a los obreros venezolanos la palabra que usaban para referirse a vigilante: watchman; y guachimán se quedaron todos los que por la noche tienen que cuidar los lugares de los amigos de lo ajeno. Dicen Núñez y Pérez del vocablo:
Hombre que hace la vigilancia de un lugar, como por ej. una casa en construcción, una finca o una fábrica, generalmente por las noches o cuando está deshabitado o solitario.
"See ya in other life, broda !!!!!!"

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