3.10.06

4 razones mas

Otro grupo de razones para sentirnos orgullosos de lo nuestro:


8.-...por nuestro ron



Primero es jugo de caña de azúcar, luego melaza, después alcohol, y finalmente ron, afamado por su aroma de frutas y sabor meloso. El refinado líquido ambarino es digno embajador criollo en otros territorios. No es gratuito que sea la carta de presentación de venezolanos en mesas foráneas y lo que siempre se llevan los turistas en sus maletas de regreso.
El ron, labrado en estas privilegiadas tierras, nada tiene que envidiar a las bebidas que se destilan en otras comarcas. El nuestro es un producto noble, resultado de un delicado proceso de elaboración artesanal e industrial, con más de 200 años (y bien ganados) de tradición.



9.-...por un día en Los Roques


La maravilla, el asombro, se encuentra a 85 millas al norte de Caracas. Es un archipiélago, un Parque Nacional que abriga más de 50 islas de arrecife. Es el esmeralda de una playa y la posibilidad de sentirse dueño del paisaje. Es la belleza de su gente, de su fauna y por sobre todo, de un atardecer que cada día regala un pequeño gran milagro.



10.-...por el Teleférico de Mérida


¿Cómo es posible que un país ubicado frente al mismísimo mar Caribe posea una región donde caiga nieve? Pero más increíble aún, ¿Que se dé el gusto de tener una obra de ingeniería como el teleférico más alto y más largo del mundo? Pero sí, este capricho y orgullo de los venezolanos posee 12.5 kilómetros de longitud y llega hasta el Pico Espejo, a 4.765 metros de altura sobre el nivel del mar, en cuyo recorrido atraviesa La Cordillera de los Andes. Construido en los años cincuenta, y puesto en funcionamiento en los sesenta, el Teleférico de Mérida sigue intacto y sin competencia.



11.-...por el sonero del mundo


Dicen que cuando a Andrés Galarraga le llegaba su turno al bate en el estadio de los Bravos de Atlanta, se escuchaban las notas de Llorarás que, como un himno, le interpretaba algún trombonista desde el público. La anécdota, verídica, le eriza la piel a cualquiera porque, en la arena del beisbol, también se le estaba rindiendo homenaje a otro de nuestros embajadores: a Oscar D' León, el sonero del mundo. Con el bajo, su instrumento emblemático, el arreglista, compositor y cantante, suma 32 años contínuos en una carrera artística que le ha merecido un importante lugar entre los grandes de la salsa.